El guerrillero
Antonio Germán nació en Tauste el 31 de Marzo de 1639 en el seno de una de las más antiguas familias taustanas de su tiempo.
Tenía, por lo tanto, casi setenta años cuando, en el verano de 1706, durante la Guerra de Sucesión, que enfrentó a Felipe de Borbón y a Carlos de Austria por la corona de España, Antonio Germán defendió con las armas los derechos al trono del pretendiente francés, antepasado directo del actual monarca.
Para ello, arriesgando su vida y toda su fortuna, formó un pequeño grupo de unos cuarenta guerrilleros que desde las Bardenas de Navarra se enfrentó durante unos meses a las tropas que desde Zaragoza apoyaban al pretendiente austríaco.
Apresado finalmente, fue condenado a la horca, ofreciéndosele el perdón de su vida si aceptaba en el último momento al archiduque Carlos como rey. Al negarse a hacerlo, fue ahorcado en nuestra villa el día 3 de octubre de 1706. Sus últimas palabras al verdugo fueron: «Calla y ahorca, que ése es tu oficio».
El desenlace
Tras la victoria de Felipe V, y enterado el rey de su ahorcamiento y la fidelidad hasta la muerte de Antonio Germán a su causa, fue recompensada por el rey con el ennoblecimiento de sus descendientes, en cuyo escudo de armas figuró desde entonces, además de la horca en que había sido ajusticiado su antecesor, un lema latino en el que se leía «pro lege et rege suspendium elegit anima mea».
Por su heroica acción, y por expreso deseo del Rey Felipe V, se incorporó al escudo de la Villa de Tauste la flor de lis de los borbones junto con la leyenda de Fidelísima.
Igualmente, un monumento público levantado inicialmente en la plaza de la localidad, el «Alcarabán», pretendía perpetuar entre sus conciudadanos la memoria de su nobleza y fidelidad.
En un tiempo todavía desconocido, pero con toda seguridad a partir de 1864, se acabó desplazando la ubicación del monolito enfrente de la puerta de la Iglesia parroquial, amputando los dos primeros escalones.
Por último se destruyó esa columna original en 1940, según se anota en el archivo fotográfico de Ángel Betoré, para volver a esculpir una nueva en 1955, más modesta en dimensiones pero por contra más esbelta, apartándola a un rincón de la plaza de Santa María. Este monolito ubicado junto a la Casa de la Cámara que fue su residencia, recuerda a Antonio Germán además de dar nombre a la calle más céntrica de Tauste.
Hoy día, permanece aguardando una profunda restauración y un adecuado embellecimiento de su entorno. A pesar de ser una orden real, de manera metafórica volvemos a la saturnal costumbre de devorar celosamente el recuerdo de los hijos de la villa.