Patrimonio rural
El patrimonio rural es tan grande que no debería ser menospreciado. Es el fruto de unos conocimientos tradicionales con los que nuestros antepasados han sabido adaptarse a los materiales, a las limitaciones locales y a las necesidades que les imponía el territorio.
Archivo fotográfico de Ángel Betoré
El concepto de patrimonio rural no es homogéneo. Todo lo contrario, pues recoge numerosas posibilidades de análisis, en función del objeto de estudio. El patrimonio oral, el inmaterial (el saber popular, por ejemplo), el patrimonio etnográfico, el histórico, el inmueble, ...y por supuesto el patrimonio del agua, y concretamente el regadío tradicional. El patrimonio en consecuencia precisa de estudios interdisciplinares; necesita de la participación de historiadores, arqueólogos, historiadores del arte, antropólogos, geógrafos, etc., que aporten sus conocimientos específicos.
El paisaje constituye en este sentido el resultado de la acción de la sociedad sobre dicho medio durante la historia, y en consecuencia, un excelente escaparate del patrimonio rural, que necesariamente precisa de una interpretación por parte de los investigadores. De la misma manera son numerosísimos los vestigios, los elementos que testimonian el pasado de esas tierras.
Los estudios sobre el patrimonio rural son necesarios, pero además urgentes. El medio rural está experimentado en las últimas décadas acelerados procesos que tienen como efecto inmediato la transformación del paisaje y en numerosos casos el desuso y la posterior desaparición de sistemas y elementos patrimoniales. En unos casos la incorporación de nuevas tecnologías, y en otros casos, el abandono de labores tradicionales por problemas estructurales de difícil solución (emigración de jóvenes, envejecimiento, agricultura no comercial, minifundismo, etc.), han iniciado una cuenta atrás en todas las facetas del patrimonio rural.
El valor patrimonial de estos sistemas, en cambio, constituye una excelente oportunidad para que no sean olvidados. Su riqueza contrasta con el escaso interés que en general despierta en la sociedad. Las huertas han constituido históricamente un subsistema característico de los paisajes de los pueblos; de diferentes formas y tamaños, y de una gran variedad de elementos relacionados con el uso tradicional (azudes, presas, acequias, brazales, norias, molinos, batanes, balsas y balsetes, minas, caseríos, parideras, etc.). Riqueza que fácilmente podría ser “utilizada” para un turismo cultural en alza.
JORGE HERMOSILLA PLA
(Universitat de València)