La exposición se puede ver en la Casa de la Cámara
Es reconocido como uno de los mejores escultores aragoneses de las últimas décadas y tenemos la suerte de que ha legado intacta casi toda su producción artística, la obra de toda una vida de este hombre inquieto, controvertido e incansable.
El pasado 12 de abril tuvo lugar la inauguración de la exposición de esculturas de Zacarías Pellicer en la Casa de la Cámara de Tauste, organizada por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Tauste. Esta exposición permanecerá abierta hasta el día 27 del mismo mes.
Transcurrido poco más de un año desde la muerte del artista, sus hijos nos obsequian con esta muestra que supone un recorrido por todas las etapas que cubrió el artista, desde sus comienzos en Pamplona hasta las últimas de sus obras, en su Tauste natal.
Deja tras de sí numerosas exposiciones, catálogos, etc., una obra inmensa realizada en los materiales más diversos (roble, boj, piedra, arcilla, metales, etc.) y que brilla por su fuerza, refinamiento, poesía, luz, sosiego, trabajo, tesón, utopía, contradicción, cosmos…
Citando palabras de Rosa Barsoain,
“Con renuncia y sacrificio, con tenacidad aragonesa, ha dejado un legado muy importante a sus hijos. Y una responsabilidad para ellos y para quienes conocimos su obra. Ahora, lo esencial es que permanece en el corazón de Tauste y que con ella nos muestra su universalidad, aunque del bosque de su proyecto solo veamos la semilla de un árbol. A partir de ahí, hay que soñar, hay que volar, sin perder las raíces. Esas raíces que él transformó en escaleras, en rosarios, en frutas gigantescas, incluso paisajes completos ahora resguardados, apilados, esperando. Nada es casual”.
Zacarías dejó todo un camino trazado a lo largo de su obra, incluso una pequeña maqueta que, en sí misma, no es sino una obra de arte más en su haber y en la que él expresaba cómo debería ser el lugar en que fuera expuesto al público su legado de forma permanente, sin perder el sentido de la unidad, haciendo suya la frase de Eduardo Chillida “lo que solo es de uno, es casi de nadie”.
Para nosotros es un orgullo tener en Tauste este valioso legado y supone una obligación mantenerlo vivo. Tarea difícil, dados los tiempos por los que nos está tocando atravesar, pero también fácil, por la gran calidad del conjunto. De no ser así, podríamos correr el riesgo de que se nos vaya a otras tierras con las que él, a lo largo de su vida, estuvo también muy vinculado, y es algo que Tauste no puede perder. De cualquier manera, una responsabilidad ineludible que nunca debemos olvidar y, a la vez, irrenunciable para un pueblo acostumbrado a conseguir sus logros siempre a costa del tesón de sus gentes.
J.C.M.